Esta Santa Octava de Consagración, cuenta con licencia Eclesiástica del Obispo Nicholas D’ Antonio, Vicario para el Apostolado Latinoamericano. Arzobispo de Nueva Orleáns, EE UU.
Presionando aquí, podrás descargar la Santa Octava de Consagración a Dios Nuestro Padre
Reflexiones previas
Esta Octava pretende establecer en nuestras vidas el rol Paterno de nuestro Dios. Recordemos cuando Magdalena encuentra a Jesús resucitado, Él le dice: “No Me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde Mis hermanos y diles: Subo a Mi Padre y a vuestro Padre, a Mi Dios y vuestro Dios.” (Jn. 20, 17)
Se cree erróneamente que Dios Padre es el Dios del miedo y del temor, de la severidad y del castigo. Por eso, redescubramos Su ternura y misericordia en todo lo que dice y hace. Entendamos Su gran celo y amor por las almas que crea. Comprendamos que lo único que ansía es recibirnos en Su Casa eterna. Sus hijos, nosotros, somos preciosos para Su Corazón. Si nosotros somos Su verdadero deseo. ¿Por qué nosotros no suspiramos por Él?
Quiere unirnos en la Tierra en unidad armónica y hermandad. Quiere que entendamos los tesoros que nos ha concedido. Jesús, María, la Iglesia, los Sacramentos, el Paraíso, la Vida Eterna, etc.
Tenemos que transcurrir este inicio de Siglo, cruzando el umbral de la casa que señala el retorno a la Casa del Padre. Frecuentemente la vida moderna, con el anonimato e individualismo que impera, nos hace pensar que estamos solos y abandonados, pero no lo estamos. Nuestro Padre, a quien aún no conocemos, tiene grandes planes para nosotros, pero no Le facilitamos Su llegada. Para acercarnos digamos sí, pero con fe, confianza y humildad.
¿Cuándo pensamos que Él también estaría dichoso de tenernos entre Sus Brazos protectores? ¿Cuándo anhelamos más intimidad con Él? Pero no Lo conocemos, preferimos lo nuestro, apreciamos más nuestra voluntad, que Su Sabiduría y dirección. ¡Abrámonos a Su Voluntad! Él nos llama ahora y siempre. ¿No será éste el momento para refrescarnos, descansando en Su Corazón?
Si quieres empezar a recrearte en ÉL, repite mentalmente: “Estoy en el Corazón de Mi Padre, Su Casa, donde Él me ha colocado. No quiero alejarme de Su Bondad y Misericordia. Ya no atravesaré Su puerta hacia fuera. Con Él estoy a salvo en la Casa del Señor. ¡Mi PADRE!”. Para sentirlo aún más cerca, detengámonos a pensar y tratemos de escuchar los latidos de Su Corazón que marcan armónicos compases de amor. Y nos dice: “Es el tiempo de la reunión con tu PADRE”. Mucho tiempo estuvimos alejados… pero para la reunión debemos prepararnos, estar en silencio, abrir los brazos y salir de la noche para ver la Luz.
La Consagración
La Octava de Consagración inicia el Domingo anterior al Primer Domingo de Agosto (pero se puede hacer en todo tiempo), preferiblemente en una Eucaristía dominical, momento en que preparamos nuestros corazones a la consagración a Dios Padre de Toda la Humanidad, consagrandonos previamente a la Santísima Virgen María, al Sagrado Corazón de Jesús y al Espíritu Santo con las consagraciones que puedes encontrar presionando aquí, finaliza con la “Fiesta en Honor al Padre de toda la Humanidad”, el Primer Domingo de Agosto. Durante la semana se harán los días respectivos de la Octava.
CONSAGRACIONES PREVIAS A LA SANTA OCTAVA
La Octava es un acto de entrega voluntaria con un propósito fundamental: Iniciar el retorno a la Casa del Padre, donde vivamos en Su Reino y se haga Su Voluntad en unidad, armonía y hermandad.
La Consagración se hace en un período total de ocho días (Octava) y compromete la siguiente conducta personal:
- Santa Misa con comunión diaria (recomendada). (Quienes no pudieran por razones serias como divorcios u otros, podrán efectuar la Comunión Espiritual).
- Recitar ininterrumpidamente los ocho días las oraciones respectivas.
- Seguir las Letanías.
- Meditar sobre los temas sugeridos en las “Octavas Mayores”.
El sentido fundamental se comprende al considerar que al Consagrarnos:
- Estaremos en la Casa del Padre.
- Dios quiere vivir en el hombre como si fuera un tabernáculo (Sagrario) vivo.
- Hacemos la decisión libre de volver al Padre.
- Para ello damos un verdadero “SÍ”.
- Debemos saber, amarlo, servirlo y honrarlo a lo largo de esta Octava que es totalmente Suya.
- Debemos pedir Su Misericordia por todo: pasado, presente y futuro.
- Nosotros mismos nos Consagramos a Dios Padre.
- María, Jesús y el Espíritu Santo, entonces, habrán completado Su Trabajo.
- Nosotros, Sus hijos, volvemos al Padre.
¿Cómo se reza la Santa Octava?
La Santa Octava de Consagración a Dios Padre de Toda la Humanidad, comprende de 8 días de preparación del alma para consagrarse totalmente a Dios Padre. Cada día de la octava se reza lo siguiente:
- Oración Preparatoria
- Corona formal. (Tiene 8 Octavas Mayores cada una con 8 octavas menores).
- Oración de Consagración a Dios Nuestro Padre.
- Letanías de la Santa Octava de Consagración a Dios Nuestro Padre.
- Reflexiones de cada día de la Octava.
- Oración conclusiva.
- Consagración a Dios Padre.
Para rezar la octava, se usa una corona con 8 cuentas doradas (Octavas Mayores) seguidas cada una de ellas por 8 cuentas rojas (octavas menores).
A continuación les presentamos una foto de la corona, y la medalla de la santa octava.
Ahora te presentamos cada uno de los puntos que se rezan los 8 días, que dura la Octava de Consagración.
1. Oración Preparatoria
Oración Preparatoria para invocar la Presencia de Dios Nuestro Padre
Amado Padre, mi Creador y mi Dios: Tú prometiste que en todo lugar en el cual se honrara Tu Nombre, vendrías y nos bendecirías.
¡Oh, Padre!, levántate y ven a descansar en nosotros Tus hijos. Revístenos de salvación y déjanos gozar de Tu Bondad. Por favor, no desvíes nuestros rostros de Tu Presencia.
Si hemos encontrado favor ante Tu vista, muéstranos Tu Rostro, a fin de poder conocerte y encontrar gracia ante Tus Ojos. Por favor, háblanos ahora como hablaste a Moisés: como un hombre habla a su amigo.
Haz que en este día se sepa que Tú Eres el Padre de toda la Humanidad, capaz de hacer que los corazones de todos se vuelvan a TI, y que se sepa que nosotros somos Tus hijos, deseosos de hacer Tu Voluntad en todo. Respóndenos, Señor, contéstanos, de modo que todos Tus hijos podamos saber que Tú Eres el único Dios y Padre de la humanidad.
Como hijos pródigos, sólo deseamos volver a Tu Casa a estar Contigo. A medida que nos acerquemos, Padre, por favor corre hacia nosotros para encontrarnos. Y en el Amor incondicional y compasivo que nos ofreces, abrázanos y bésanos.
Como María, Tu Sierva, y Jesús, Tu Hijo, Te amamos, Padre, y nos damos nosotros mismos a Ti.
Siguiendo a los que nos enviaste para que nos mostraran el camino a casa, nosotros ahora, libremente nos Consagramos a Ti diciendo:
Con María, nuestra Madre: “Hágase en mí según Tu Palabra”. Por medio de Jesús, nuestro Dios y Salvador: “No se haga como yo quiera, sino como Tú quieras”. En el Espíritu Santo, nuestro Dios Santificador: “ABBA, Padre”.
Jesús prometió que cuando dos o tres se juntaran en Su Nombre, Él estaría en medio de ellos. Así como Jesús está en Ti y Tú en Jesús, y como Jesús es la Vid y nosotros los sarmientos: Quédate con nosotros ahora y por medio de Tu Santo Espíritu, vive en nosotros siempre, como templos vivos.
Bendícenos, Padre, y camina en medio de nosotros, Tus hijos. Y permite que Tu Gloria descienda sobre nosotros siempre como el fuego transformante de Tu Ternura, Amor y Misericordia, ahora y por siempre. Amén.
2. Corona formal.
En la Medalla de la Santa Octava de Consagración a Dios Nuestro Padre:
† En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Amadísimo Dios, Padre Nuestro, humildemente Te pido que en el camino de retorno hacia Ti, Tus Santos Ángeles me protejan y guíen; que Tus Benditos Santos del Cielo intercedan por mí, y que Tus Almas sufrientes en el Purgatorio rueguen por mí, así como yo oro por ellas ahora. Amén.
En las tres cuentas doradas:
Cuenta 1: Dios Te salve María…
Cuenta 2: Jesús, mi Dios y mi Salvador, Tú me has amado tanto; Tú moriste por mí en la Cruz para que yo también pudiera regresar a nuestro Padre del Cielo. Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Por medio de tu Santa Eucaristía, susténtame, por favor, y está siempre presente conmigo en mi camino a casa. Amén.
Cuenta 3: Espíritu Santo, mi Dios y mi Santificador, Jesús te ha enviado a mí, para mi regreso a casa, al lado del Padre. Por favor, purifícame y refíname. Lléname con tu Luz y Amor Divinos para que la presencia de Dios habite en mí. Amén.
1° Octava Mayor
(En la cuenta dorada)
LA DESOBEDIENCIA Y EL EXILIO DE LOS HIJOS DE DIOS NUESTRO PADRE.
Meditemos en Adán y Eva escogen no hacer la Voluntad de Dios Nuestro Padre, su exilio del Paraíso que Dios había creado para ellos, y en la promesa de nuestro Padre, que «la mujer» (María) triunfaría, algún día, «aplastando la cabeza» de la serpiente.
Dios Nuestro Padre estaba con nosotros, al principio, en el Paraíso que El había creado para nosotros el Paraíso de su Voluntad Divina. Seducidos por Satanás, Adán y Eva escogieron no hacer la Voluntad de Dios, y fueron, por lo tanto, expulsados de este Paraíso, y les fue negada la íntima presencia de Dios.
Sin embargo, nuestro Padre prometió que «la mujer» derrotaría finalmente el mal que había causado esa separación del mal de decir «No» a la Voluntad de Dios. (Gen. 2:8 -3:24).
Padre Nuestro, que estás en el Cielo…
Octava menor: (En las ocho cuentas rojas)
- Cuenta 1: En alabanza: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 2: En agradecimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 3: En ofrecimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 4: En arrepentimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 5: En mi herencia: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 6: En decir mí «Sí»: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 7: En fidelidad: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 8: En consagración: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
2° Octava Mayor
(En la cuenta dorada)
LA PRESENCIA DE DIOS NUESTRO PADRE EN LA ERA DEL ANTIGUO TESTAMENTO.
Meditemos en la presencia de Dios Nuestro Padre en medio de nosotros, durante la era del Antiguo Testamento.
Aunque los hijos de Dios fueron expulsados del Paraíso por haber escogido no hacer la Voluntad de Dios, Dios nunca los abandonó. El estuvo presente, con ellos, desde el comienzo. En tiempos del Antiguo Testamento, El manifestó su presencia a través de su propia voz, las palabras de sus profetas, en la zarza ardiendo, en la columna de humo y en el Arca de la Alianza.
Después de que Dios rescató a sus hijos de la esclavitud en Egipto, les pidió que celebraran la Fiesta de los Tabernáculos, cada año, durante ocho días. El quería que ellos recordaran que El los amaba, los había salvado y estaba presente con ellos. Después, cuando Dios estuvo presente en el Arca de la Alianza, Salomón construyó un magnífico templo para darle albergue. El celebró entonces una Fiesta de Dedicación, de ocho días, como preparación para la presencia de Dios en el Templo. Y Dios respondió manifestando su presencia de una manera tangible y poderosa. Al final del Antiguo Testamento, los Macabeos reinstituyeron esta fiesta de ocho días para purificar y dedicar nuevamente el Templo, que había sido profanado por medio de influencias paganas, y así la presencia de Dios pudiera habitar con ellos una vez más. (Lev 8:33-36; 9:1-24; 23:33-43; 2Cron 7:1-9; 2 Mac 2:1-12).
Padre Nuestro, que estás en el Cielo…
Octava menor: (En las ocho cuentas rojas)
- Cuenta 1: En alabanza: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 2: En agradecimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 3: En ofrecimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 4: En arrepentimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 5: En mi herencia: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 6: En decir mí «Sí»: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 7: En fidelidad: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 8: En consagración: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
3° Octava Mayor
(En la cuenta dorada)
EL FIAT DE MARÍA, NUESTRA MADRE.
Meditemos en el «Triunfante» Fiat de María, su «Sí» a la Voluntad de Dios y cómo ella se convirtió en el Arca Nueva, un tabernáculo viviente para la presencia de Dios, manifestada de nuevo: Jesús, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad –el Salvador de los hijos de Dios Nuestro Padre-.
María dio su «Sí» cuando el Ángel Gabriel vino a Ella y la invitó a ser la Madre del Hijo de Dios. El Espíritu Santo vino sobre Ella y el poder de Dios Padre la cubrió con su sombra. Diciendo «Sí» a la Voluntad de Dios, María (la mujer) le permitió a Dios estar presente con sus hijos, de una manera nueva. Ella realmente se convirtió en el Arca Nueva, un tabernáculo viviente de Jesús, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad –el Salvador de la Humanidad- Quien, con la cooperación de su Madre, reintegraría a los exiliados hijos de Dios a su Padre. (Le 1, 26-35).
Padre Nuestro, que estás en el Cielo…
Octava menor: (En las ocho cuentas rojas)
- Cuenta 1: En alabanza: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 2:En agradecimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 3: En ofrecimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 4: En arrepentimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 5: En mi herencia: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 6:En decir mí «Sí»: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 7: En fidelidad: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 8:En consagración: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
4° Octava Mayor
(En la cuenta dorada)
EL FIAT DE JESÚS, NUESTRO SALVADOR -HIJO DE DIOS Y SEGUNDA PERSONA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD-.
Meditemos en el Fiat de Jesús, su «Sí» a la Voluntad de Dios y cómo Dios Nuestro Padre envió a Jesús para salvarnos y regresarnos a la casa, a su lado.
Jesús ofreció su Fiat a Dios Nuestro Padre durante su Pasión en el Huerto de Getsemaní: «Padre, si es posible, pase de Mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Mt 26,39). Por medio de su Pasión, Muerte y Resurrección, Jesús nos redimió, derrotando el pecado (decirle «no» a la Voluntad de Dios) y la muerte (el exilio y la separación de Dios) que Satanás introdujo en el mundo. A través de Jesús, su Iglesia y sus Sacramentos, nosotros podemos ahora regresar a Dios Nuestro Padre y tener la vida eterna, (Jn 14,1-14).
Padre Nuestro, que estás en el Cielo…
Octava menor: (En las ocho cuentas rojas)
- Cuenta 1: En alabanza: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 2:En agradecimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 3: En ofrecimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 4: En arrepentimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 5: En mi herencia: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 6:En decir mí «Sí»: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 7: En fidelidad: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 8:En consagración: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
5° Octava Mayor
(En la cuenta dorada)
EL ENVIÓ DEL ESPÍRITU SANTO, NUESTRO SANTIFICADOR -EL ESPÍRITU DE DIOS Y LA TERCERA PERSONA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD-
Meditemos en cómo Jesús, después de completar la misión que le encomendó Dios Padre, le pidió que enviara al Espíritu Santo, una nueva manifestación revelada de Dios -la Tercera Persona de la Santísima Trinidad-. El Espíritu Santo fue enviado: para guiarnos en nuestro camino de regreso a nuestro Padre, y para purificarnos y depurarnos de manera que pudiéramos llegar a ser tabernáculos vivientes de la presencia de Dios, que mora en nosotros.
Antes de ascender a su Padre, Jesús prometió que no nos dejaría huérfanos. El le pidió a Dios Padre que enviara al Espíritu Santo. Haciendo esto, Dios podía otra vez estar presente con nosotros de una manera nueva. Ahora le era posible a Dios no sólo estar «con» nosotros (como en los tiempos del Antiguo testamento), sino «en» nosotros (Jn 14,16-17).
Padre Nuestro, que estás en el Cielo…
Octava menor: (En las ocho cuentas rojas)
- Cuenta 1: En alabanza: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 2:En agradecimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 3: En ofrecimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 4: En arrepentimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 5: En mi herencia: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 6:En decir mí «Sí»: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 7: En fidelidad: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 8:En consagración: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
6° Octava Mayor
(En la cuenta dorada)
LA ELECCIÓN DE LOS HIJOS PRÓDIGOS DE DIOS, DE REGRESAR A SU PADRE.
Meditemos en cómo nosotros somos todos hijos pródigos de Dios Nuestro Padre, y cómo Él nos ha proporcionado, a cada uno de nosotros, la oportunidad de hacer una elección de libre voluntad para regresar El.
Como hijos pródigos de Dios Nuestro Padre, se nos da la oportunidad (individual y colectivamente) de hacer una sincera decisión de libre voluntad, de regresar a la Casa del Padre. Esto significa decidirnos a apartarnos de nuestra propia voluntad, de nuestra propia vida pecaminosa, de nuestro propio espíritu mundano, y «convertirnos» o regresar a la presencia de Dios Nuestro Padre (Lc 15,11-24).
Padre Nuestro, que estás en el Cielo…
Octava menor: (En las ocho cuentas rojas)
- Cuenta 1: En alabanza: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 2:En agradecimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 3: En ofrecimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 4: En arrepentimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 5: En mi herencia: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 6:En decir mí «Sí»: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 7: En fidelidad: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 8:En consagración: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
7° Octava Mayor
(En la cuenta dorada)
EL FIAT DE LOS HIJOS DE DIOS NUESTRO PADRE -INDIVIDUALMENTE Y COMO CUERPO DE CRISTO-.
Meditemos cómo, consagrándonos nosotros a Dios Nuestro Padre y diciéndole «Si», incondicionalmente, a su voluntad, encontramos el camino de vuelta a casa a su lado -nos convertimos en tabernáculos vivientes de la presencia Divina que mora en nosotros-.
Al darle el «Sí» a Dios Nuestro Padre, al acceder a cumplir su Voluntad en todo, al entregarnos completamente a El, El viene a habitar en nosotros y nosotros a habitar en El -estamos en casa con nuestro Padre-. Nos convertimos en templos del Dios viviente (2Cor 6:16). En un sentido, el cielo y la tierra se unen: «Venga a nosotros tu Reino. Hágase tu Voluntad en la tierra como en el cielo» (Mt 6:10).
Padre Nuestro, que estás en el Cielo…
Octava menor: (En las ocho cuentas rojas)
- Cuenta 1: En alabanza: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 2:En agradecimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 3: En ofrecimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 4: En arrepentimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 5: En mi herencia: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 6:En decir mí «Sí»: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 7: En fidelidad: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 8:En consagración: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
8° Octava Mayor
(En la cuenta dorada)
LA VENIDA DE LA NUEVA JERUSALÉN.
Meditemos en la eventual conclusión de la Historia de la Salvación – La Nueva Jerusalén, prometida en el Libro del Apocalipsis cuando el cielo y la tierra sean transformados, cuando la humanidad sea finalmente restaurada a Dios Nuestro Padre, y cuando Dios manifieste su presencia y habite con sus hijos para siempre de una nueva forma.
«Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva; ya que el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido, y el mar ya no existía. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo del lado de Dios, ataviada como una esposa para su esposo; y oí una gran voz que decía desde el trono: «He aquí el Tabernáculo de Dios entre los hombres. El habitará con ellos, ellos serán su pueblo, y Dios mismo morará con ellos; El enjugará todas las lágrimas de sus ojos, y la muerte no existirá, y ya no habrá más luto, ni llanto, ni dolor, porque todo esto es ya pasado. Y el que estaba sentado en el trono, dijo: «He aquí que hago nuevas todas las cosas.» Y dijo: «Escribe, porque éstas son las palabras fíeles y verdaderas.» Me dijo: «¡Hecho está! Yo soy el Alfa y el Omega, el principio y el fin. Al sediento le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará estas cosas, y Yo seré su Dios y él será mi hijo.» (Ap 21,1-7).
Padre Nuestro, que estás en el Cielo…
Octava menor: (En las ocho cuentas rojas)
- Cuenta 1: En alabanza: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 2:En agradecimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 3: En ofrecimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 4: En arrepentimiento: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 5: En mi herencia: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 6:En decir mí «Sí»: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 7: En fidelidad: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
- Cuenta 8:En consagración: Te amo, Padre, y me doy enteramente a Ti.
3. Oración de Consagración a Dios Nuestro Padre
En la Medalla de la Santa Octava de Consagración a Dios Nuestro Padre:
ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN A DIOS NUESTRO PADRE.
Mi amadísimo Padre, por favor, acepta este ofrecimiento de mí mismo -mi cuerpo, mi mente y mi alma-: Te alabo por tu creación -todas tus obras y maravillas-. Te agradezco por haberme dado la vida y por todo lo que has hecho por mí. Te ofrezco todo lo que tan generosamente me has dado. Estoy sinceramente arrepentido por no haberte conocido, amado, servido y honrado como debía. Abrazo mi herencia como hijo tuyo, tanto el gozo como la responsabilidad. Te doy mi «Sí» para poder ser un instrumento de tu Voluntad.
Yo prometo mi fidelidad, y te pido la gracia de la constancia y la perseverancia en mi fe. Al más amoroso, atento, y misericordioso de todos los Padres: En tu Divina Presencia, yo, sinceramente, proclamo mi amor por Ti; me entrego (y entrego a mi familia) a Ti; y solemnemente me consagro (y consagro a mi familia) a Ti, ahora y para siempre. Amadísimo Padre, como hijo tuyo, te pido: Que envíes a María para que me guíe hacia Jesús, y que Jesús me envíe el Espíritu Santo para que todos ellos me lleven a Ti. Que habites conmigo y en mí -un templo viviente preparado por María, dedicado por Jesús y purificado por tu Espíritu Santo-. Y que yo siempre esté contigo y en Ti. Que me permitas, como hijo tuyo, ser tu verdadero e íntimo amigo -uno que te ama por sobre todas las cosas-. Y que vengas por mí cuando muera, para llevarme a casa contigo. Te pido, además, Padre, por el bien de la humanidad: Que tengas piedad de todos tus hijos -pasados, presentes y futuros-. Que traigas la Paz al mundo, y que reúnas a todos tus hijos en Ti. Y que venga tu Reino y tu Voluntad se haga en la tierra como en el cielo. Amén.
4. Letanías de la Santa Octava de Consagración a Dios Nuestro Padre
(Para Todos los días de la Octava)
Señor, ten Misericordia. Cristo, ten Misericordia. Señor, ten Misericordia. Cristo, Óyenos. Dios Padre del Cielo. Dios Hijo Redentor del Mundo. Dios Espíritu Santo. Trinidad Santa, un solo Dios. | —Señor, ten Misericordia. —Cristo, ten Misericordia —Señor, ten Misericordia. —Cristo, por Tu Bondad, óyenos. —Ten Misericordia de nosotros. —Ten Misericordia de nosotros. —Ten Misericordia de nosotros. —Ten Misericordia de nosotros. |
- Dios Padre Nuestro, habiendo salvado a ocho personas en el Arca de Noé…
- Ten Misericordia de nosotros, ¡oh, Padre Amoroso!
- Dios Padre Nuestro, habiéndote manifestado a Moisés y a sus hijos, luego de haber completado un “Período de Consagración y Ofrecimiento de ocho días…
- Ten Misericordia de nosotros, ¡oh, Padre Amoroso!
- Dios Padre Nuestro, habiendo instituido los ocho días de Fiesta de los Tabernáculos para recordar a Tus hijos que estabas con ellos, los amabas y los habías liberado de la esclavitud de Egipto…
- Ten Misericordia de nosotros, ¡oh, Padre Amoroso!
- Dios Padre Nuestro, habiendo aceptado las Ofrendas de Purificación de Tus hijos luego de un Ritual de Limpieza de ocho días…
- Ten Misericordia de nosotros, ¡oh, Padre Amoroso!
- Dios Padre Nuestro, habiendo sido Glorificado por David el octavo hijo de Jesé, cuando llevó el Arca de la Alianza a la Ciudad de David en medio de cantos de alabanza para la octava…
- Ten Misericordia de nosotros, ¡oh, Padre Amoroso!
- Dios Padre Nuestro, habiendo escuchado el llanto de arrepentimiento de David cantando en su arpa de ocho cuerdas…
- Ten Misericordia de nosotros, ¡oh, Padre Amoroso!
- Dios Padre Nuestro, habiendo sido Glorificado cuando Salomón completó la Casa del Señor en el octavo mes del año…
- Ten Misericordia de nosotros, ¡oh, Padre Amoroso!
- Dios Padre Nuestro, habiendo llenado el Templo con Tu Majestad y habiendo ido con Tus hijos en el octavo día de la Fiesta de la Dedicación…
- Ten Misericordia de nosotros, ¡oh, Padre Amoroso!
- Dios Padre Nuestro, habiendo sido Glorificado cuando el Templo profanado, fue purificado y vuelto a Consagrar por los Macabeos durante la Octava de la Fiesta de la Dedicación…
- Ten Misericordia de nosotros, ¡oh, Padre Amoroso!
- Dios Padre Nuestro, habiendo hecho una Nueva Alianza con Tus hijos, por medio de Jesús, Tu Hijo Vivo, quien fue Circuncidado al octavo día…
- Ten Misericordia de nosotros, ¡oh, Padre Amoroso!
- Dios Padre Nuestro, habiéndote revelado a Tu Hijo Jesús durante la Transfiguración, ocho días después de haber alimentado a las multitudes…
- Ten Misericordia de nosotros, ¡oh, Padre Amoroso!
- Dios Padre Nuestro, habiendo sido glorificado, cuando en el Portal de Salomón, en el Octavo día de la Dedicación, Tu Hijo Jesús, reveló que estaba Consagrado a Dios Nuestro Padre, y que Él y El Padre eran Uno…
- Ten Misericordia de nosotros, ¡oh, Padre Amoroso!
- Dios Padre Nuestro, habiendo Sido Glorificado, cuando Jesús mostró Sus Heridas al incrédulo Tomás, al octavo día de Su Resurrección…
- Ten Misericordia de nosotros, ¡oh, Padre Amoroso!
Oración: (Para Todos los días de la Octava)
Amado Dios, Padre Nuestro: Permítenos conocerte, amarte y honrarte, a lo largo de Ocho días de Purificación y Consagración, como siempre lo quisiste en nuestra historia de salvación. Haz que la Santa Octava de Consagración a Ti y su Solemne Octavo Día, Fiesta del Padre de toda la Humanidad, sirva para que todos Tus hijos retornen a Tu Morada. Pueda concederse esta Gracia por intermedio de Tu Amor y el Amor de Jesús, Nuestro Dios y Salvador; y el Espíritu Santo, Nuestro Dios y Santificador; y María Nuestra Madre. Amén.
5. Reflexiones de cada día de la Octava.
Primer día
Tema de reflexión: “ALABANZA”.
“Al SEÑOR, mientras viva, he de alabar, mientras exista salmodiaré para mi Dios.” (Sal 146, 2).Gloria a Ti, DIOS mi PADRE: A Ti que has hecho el Universo, y todo aquello que lo contiene. A Ti que has hecho la Luz más brillante y la profundidad más oscura del océano. A Ti que has hecho la tormenta más aguda y la más fina brisa de verano. A Ti que has hecho los Ángeles Celestiales, como también los animales, los pájaros y peces sobre la Tierra. A Ti que me hiciste y me creaste a Imagen TUYA: ¡Te alabo, DIOS mi PADRE, ahora y por siempre! Amén.
Medita en todo lo que Dios Nuestro Padre te ha dado. Dale gracias con tus propias palabras.
Segundo día
Tema de reflexión: “ACCIÓN DE GRACIAS”.
“Bendice al SEÑOR, alma mía, no olvides Sus muchos beneficios.” (Sal 103:2)
Gracias, amado PADRE, por amar mi existencia. Gracias por este cuerpo, mente y alma que has creado especialmente para mí. Gracias por la gente y las circunstancias de mi vida. Gracias por abrirme los ojos, los oídos, el corazón para que pueda ver, escuchar y amarte.Gracias por tomarme de la mano y guiarme de retorno a Casa, a través de los peligros y dificultades de mi vida. Gracias por amarme. Amén.
(Dale gracias a Dios con tus propias palabras.)
Tercer día
Tema de reflexión: “OFRECIMIENTO”.
“También vosotros, cual piedras vivas, entrad en la construcción de un Edificio Espiritual, para un Sacerdocio Santo, para ofrecer Sacrificios Espirituales, aceptos a Dios por mediación de Jesucristo” (1º P. 2, 5)
Tú me has dado todo, Padre… Te has dado a Ti mismo. ¿Qué puedo ofrecerte yo?. Déjame ofrecerte los primeros frutos, los mejores de todo aquello que hago o recibo. Permite que todos Tus hijos se ofrezcan como fruto del Árbol de la Vida que Tú has plantado y que hayan madurado con el sacrificio, el sufrimiento y las cruces propias de la vida terrena.
Permite que los efectos del “NO” dado por Tus hijos a Tu Voluntad, y que tuvo como consecuencias la oscuridad, la discordia y el desorden, se transforme en un “SÍ” de Luz de Amor. Levanto mis brazos en ofrenda a Ti, Padre. Recibe en Tu Paternal Corazón todo aquello que me has dado. Amén.
Medita en lo que puedes ofrecerle a Dios Padre. Ofrécele a Él todo lo que Él te ha dado a ti —las bendiciones y las cruces— para que todo sea transformado en Su Amor.
Cuarto día
Tema de reflexión: “ARREPENTIMIENTO”.
“Bendito sea el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, Padre de las Misericordias y DIOS de toda Consolación.” (2 Co. 1, 3)
Padre Bueno, eres todo Amor, pero también Justo: ¿Cómo pueden Tus hijos hacer reparación por sus pecados? ¿Cómo pueden nivelar los grados de Tu Justicia, especialmente en estos tiempos?. Tiempos en los cuales, muchos de Tus hijos Te dicen NO. Tiempos en los cuales, muchos de Tus hijos rechazan Tu Voluntad. Tiempos en los cuales, muchos de Tus hijos no creen en Ti y se han entronizado ellos mismos como <>. Tiempos en los cuales, muchos de Tus hijos abrazan el fruto prohibido: Han abrazado la mentira y la muerte. Lávanos, Señor, con Tu Gracia y Misericordia, Padre. Límpianos con Tus Lágrimas. Ayúdanos a ser compasivos combatientes de Tu Misericordia sobre la Tierra, de manera tal que la espada de la Justicia se transforme en un amoroso instrumento de Tu Misericordia. Amén.
Medita en todos los modos en que has herido u ofendido a Dios, Nuestro Padre. Pídele Su perdón y Su misericordia. Pídele la gracia de conocerlo, amarlo, servirlo y honrarlo y de hacer Su Voluntad en todas las cosas.
Quinto día
Tema de reflexión: “HERENCIA”.
“En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios, pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un Espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡ABBA, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con Él para ser también con Él Glorificados.” (Rm. 8, 14 – 17)
Mi más amado Padre: Con reverencia y maravilla, he aprendido a alabar Tu Magnificencia y toda Tu Creación. Con sincera gratitud, he aprendido a agradecer Tu desinteresada Generosidad. Con humildad y amor, he aprendido a ofrecerte todo aquello que me has dado. Con un corazón arrepentido pero esperanzado, he aprendido a pedir Tu Perdón y tierna Misericordia. Y ahora que puedo apreciar completamente que Existes, que Eres Dios, que creaste el universo entero, que me creaste; comprendo que además de esas Maravillas, eres mi Padre verdadero y que yo soy para Ti un hijo verdadero. Mi corazón no puede detener el gozo; No sólo soy Tu criatura, también soy Tu hijo. Me creaste a Imagen Tuya, de modo que pueda compartir Contigo la Vida Eterna. Es así que comprendo “cómo amas tanto a Tus hijos”. Sin embargo, a pesar de que esto me lo has dicho por medio de las Santas Escrituras y por medio de las enseñanzas de nuestra Iglesia, mis oídos no han escuchado Tus Palabras y mi corazón se ha endurecido. Me he extraviado en caminos muy lejanos a Tu Voz, a Tu Corazón, al Amor que sientes por mí. Pero ahora el velo se ha levantado, la niebla se ha dispersado. Veo, oigo y comprendo. ¡Tú eres en verdad mi Padre y yo soy verdaderamente Tu hijo! Soy Tu hijo pródigo, que corre hacia Ti, corre hacia Tus Brazos que esperan… Vuelvo a Casa, a Ti, mi Padre, donde yo pertenezco. Por favor, mantenme firme en Tu Corazón y jamás me dejes ir, ahora y por siempre. Amén.
Medita en lo que significa tener a Dios como tu verdadero Padre; y para ti, ser su verdadero hijo. ¿Qué significa esta herencia? Piensa en el inmenso gozo y las responsabilidades que esto encierra.
Sexto día
Tema de reflexión: “DIGAMOS “SÍ” AL PADRE”.
“He aquí la ESCLAVA del SEÑOR; hágase en Mí según Tu Palabra.” (Lc 1, 38). “PADRE Mío, si es posible, que pase de Mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieras Tú.” (Mt. 26, 39).
Mi Buen Amado Padre: Concédeme el Privilegio de darte mi “Sí”. Te digo “Sí”, Padre, en todas las cosas. No es un “Sí” condicionado a sólo aquello que es fácil y cómodo. No es un “Sí” condicionado a sólo aquello que a mí me beneficie. No, yo Te doy mi “Sí” en todo, Padre. Porque yo sé que Tú eres puro Amor y que puedes transformar todas las cosas en amor puro. Hacer Tu Voluntad nunca podrá lastimarme. Hacer Tu Voluntad nunca podrá herir a nadie. Haciendo Tu Voluntad nada me separará de Ti. Hacer Tu Voluntad sólo puede traer el ritmo y armonía de Tu Voluntad aquí en la Tierra. Hacer Tu Voluntad sólo puede difundir Tu Luz y Tu Amor. Hacer Tu Voluntad sólo puede ayudarme a volver a Ti. Hacer Tu Voluntad sólo puede ayudarme a acercar hacia Ti a muchos de Tus hijos. Cuando doy un paso hacia Tu Voluntad, marco el compás del orden, ritmo y armonía de Tu Divina Voluntad. Cuando doy el paso lejos de Tu Voluntad, tropiezo en el caos, en el desorden y en la oscuridad de la discordia… Déjame escuchar la Voz gentil y amorosa que me llama, invitándome a hacer Tu Divina Voluntad… soy Tuyo, Señor. Dispón de mí. Porque yo sé que Tu Voluntad es amor, aún cuando Tu Voluntad puede parecer dolorosa y grave. Comprendo que Tus Caminos no son siempre los caminos del hombre. Sólo Tú sabes el destino de todo. Sólo Tú conoces el “porqué” de nuestras cruces. Pero a pesar de no comprenderlo todo… confío en Ti totalmente. ¿Por qué? Porque Tú Eres mi Padre… y Tú me amas. Tú quieres para mí sólo aquello que es bueno. Tú quieres que retorne a Casa, para estar junto a Ti. No hay otra cosa que quieras más. Por eso Te digo: ¡Sí, Padre! ¡Te digo, Sí a Ti! Digo “Sí” al ritmo y armonía de Tu Divina Voluntad. Amén.
Medita en lo que significa dar tu Fiat, tu “Sí” a Dios, Nuestro Padre. ¿Cómo cambiará esto tu vida? ¿Cómo cambiará esto tu relación con Dios, con los demás?
Séptimo día
Tema de reflexión: “FIDELIDAD”.
“He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe” (2 Tm. 4, 7).
Padre Querido, Amado y Vida:
Yo comprometo mi Fe, Esperanza y Amor; como precioso obsequio, una promesa de mi fidelidad incondicionada hacia Ti. Sabes que confío en el amor que me tienes. Dame fortaleza, coraje y perseverancia para que nunca dude, que no me pierda ni me desespere. Por favor, bendice este voto y hazme un valiente y generoso guerrero… uno que combata la oscuridad con la dulce espada de Tu Amor y Misericordia. Como sé que nunca me abandonarás, rezo para que yo nunca te abandone. Por favor, estréchame tiernamente en Tu Corazón, y jamás me dejes ir. En Ti, Padre, ¡yo confío! Amén.
Medita en tu promesa de fidelidad a Dios Padre. ¿Qué significa ser leal y comprometido con Dios? ¿Te sientes comprometido a regresar a tu Padre? ¿Quieres ayudar a otros a regresar también? ¿Qué significa ser un “gentil guerrero” del Amor y la Misericordia de Dios Padre, aquí en la tierra? Como San Pablo, cuando mueras, ¿sentirás que has combatido el buen combate?.
Octavo día
Tema de reflexión: “CONSAGRACIÓN”.
“Porque nosotros somos santuarios del Dios Vivo, como dijo DIOS: hablaré en medio de ellos y andaré entre ellos; Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo.” (2 co. 6, 16)
Mi muy Querido Padre:
TE llamo para presenciar y participar en mi solemne Consagración a Ti. Luego de siete días de preparación, vengo a Ti ahora como uno que todavía está aprendiendo cómo conocerte y amarte, cómo alabarte y agradarte, cómo ofrecerte todas las bendiciones y cruces que me has dado, y cómo pedirte perdón y misericordia. Vengo también como un combatiente, fuerte en la resolución de servirte y honrarte. Pero más importante aún, vengo como un hijo lleno de reverencia y maravilla al conocer que verdaderamente soy Tu hijo y Tú —Creador del Universo— mi verdadero Padre. Aunque me he alejado de Ti en mi vida diaria, elijo hoy retornar, pues añoro estar Contigo, en Tu Casa por siempre. En Tu Divina Presencia, con conocimiento pleno y libre voluntad, me Consagro completamente a Ti, me “inclino tiernamente sobre Tu Paterno Corazón”, y Te pido me retengas con fuerza y no me dejes ir jamás. Déjame ser un templo donde puedas habitar, Padre. Y con el más grande amor y ternura, pueda ser yo Tu más amable y fiel compañero, llevándote conmigo todos los días de mi vida. Pueda llevarte yo ante mi familia y amigos, extraños que encuentre, de modo que ellos también puedan ver Tu Luz y sentir la ternura de Tu Corazón. Cuando habitas en nosotros, existe un nexo bendito entre el Cielo y la Tierra. Permite que muchos y muchos más hijos Tuyos se Consagren completamente a Ti. Como Jesús nos enseñó a rezar decimos también. “Venga a nosotros Tu Reino… Hágase Tu Voluntad en la Tierra como en el Cielo” Amén.
Medita en lo que significa estar “consagrado” a Dios, Nuestro Padre. La palabra Consagración significa “hacer sagrado” o “darse uno mismo para un propósito sagrado.” ¿Cómo cambia esto tu vida? ¿Cómo cambia esto tu relación con Dios Padre? ¿Cómo puedes tú vivir tu consagración diariamente?
6. Oración conclusiva
(Para Todos los días de la Octava)
Amado Dios Padre Nuestro, Te amo, Te adoro y me consagro a Ti. Señor, Padre y Dueño de nuestras vidas, sálvanos del rebelde que habita siempre en medio de nosotros. Señor, Padre y Dueño de nuestras vidas, no nos abandones, ni hoy ni en la hora de la angustia. Amén.
7. Consagración a Dios Padre
(Oraciones previas a la consagración)
DIOS ES MI PADRE
VIDEO
TEXTO
DIOS ES MI PADRE
Padre mío que estás en los cielos, ¡qué dulce y suave es saber que Tu eres mi Padre y que yo soy tu hijo! Sobre todo cuando está oscuro el cielo de mi alma y más pesada es mi cruz, es cuando siento la necesidad de repetirte: ¡Padre, creo en tu amor por mí!
Sí ¡creo que tú eres para mí Padre en cada momento de la vida y que yo soy tu hijo!
¡Creo que me amas con amor infinito!
¡Creo que velas día y noche sobre mí y que ni siquiera un cabello se cae de mi cabeza sin Tu permiso!
¡Creo que, infinitamente Sabio, sabes mejor que yo, aquello que me conviene!
¡Creo que infinitamente Potente, puedes traer el bien a pesar del mal!
Creo que, infinitamente Bueno, haces que todo sirva para el beneficio de los que Te aman: ¡y aún, bajo las manos que golpean, yo beso Tu mano que sana!
Creo,… ¡Pero aumenta en mí la fe, la esperanza y la caridad!
Enséñame a ver siempre tu amor como guía en cada evento de mi vida.
Enséñame a abandonarme a Ti como un niño en los brazos de la mamá.
Padre, Tú sabes todo, Tú ves todo, Tú me conoces mejor de lo que me conozco yo mismo: ¡Tú puedes todo y Tú me amas!
Padre mío, dado que Tu quieres que siempre recurramos a Ti, heme aquí con confianza para pedirte, con Jesús y María… (pedir la gracia que deseas).
Por esta intención, uniéndome a Sus Sacratísimos Corazones, Te ofrezco todas mis oraciones, mis sacrificios y mortificaciones, todas mis acciones y una mayor fidelidad a mis deberes. [1]
¡Dame la luz, la gracia y la fuerza del Espíritu Santo!
Confírmame en este Espíritu, de modo que yo no lo pierda nunca, ni lo entristezca, ni lo debilite en mí.
Padre mío, ¡es en nombre de Jesús, Tu Hijo, que te lo pido!
Y tu, oh Jesús, abre Tu Corazón y mételo adentro el mío, junto con el de María ¡ofrécelo a nuestro Padre Divino!… ¡Obtenme la gracia que necesito!
Padre Divino, llama hacia Ti a todos los hombres. ¡Que el mundo entero proclame Tu Paternal Bondad y Tu Divina Misericordia! Sé para mí tierno Padre, y protégeme por todas partes como la pupila de Tus ojos. Haz que yo siempre sea digno hijo Tuyo: ¡ten piedad de mí!
Padre Divino, dulce esperanza de nuestras almas
¡Qué Tú seas conocido, alabado y amado por todos los hombres!
Padre Divino, bondad infinita que se infunde sobre todos los pueblos!
¡Qué Tú seas conocido, alabado y amado por todos los hombres!
Padre Divino, rocío beneficioso de la humanidad
¡Qué Tú seas conocido, alabado y amado por todos los hombres!
(Sor Eugenia Ravassio)
[1] Si se reza esta oración como Novena añadir: “Te prometo ser más generoso, especialmente en estos nueve días, en tal circunstancia … con tal persona …”.
Indulgencia parcial
† Mons. Girard
Vic. Apost. Il Cairo Egipto
9 Octubre 1935
† Jean Card. Verdier
Arzobispo de París
8 mayo 1936
PADRE, LA TIERRA TE NECESITA
PADRE, LA TIERRA TE NECESITA
Padre, la tierra te necesita; El hombre, cada hombre, te necesita;El aire, pesado y contaminado, te necesita; Te ruego, Padre,Vuelve a caminar por los caminos del mundo;Vuelve a vivir en medio de tus hijos; Vuelve a gobernar las naciones; Vuelve a traer la paz, y con ella la justicia; Vuelve a hacer brillar el fuego del amor, para que – redimidos del dolor – podamos volvernos criaturas nuevas. Amén
María Teresa D’Abenante
PADRE, DÓNAME
PADRE, DÓNAME
Padre, dame un profundo deseo de amar continuamente;
hazme sentir que cada instante que pasa no podré vivirlo sino en Amor;
hazme probar un profundo sufrimiento por todo el tiempo perdido
y por todo el tiempo que pueda perder.
Padre Celestial, ordena a mi espíritu vivir cada instante en el Amor
y aunque mi cuerpo esté distraído, mi espíritu pueda amarte continuamente;
y en Ti, Contigo y por Ti, pueda amar al universo entero
y a cada criatura que pasa a mi lado.
Padre, sólo esto quiero, y quiero que ninguna sombra de desamor
ofusque mi espíritu, de forma que, al momento de mi muerte
yo quede extasiado mirándolo resplandecer de Tu misma Luz. Amén.
María Teresa D’Abenante
CONSAGRACIÓN
ORACIÓN DE ABANDONO – CONSAGRACIÓN A DIOS PADRE
Padre, me pongo en tus manos. Has de mi lo que quieras, sea lo que sea te doy las gracias. Estoy dispuesto ha todo, lo acepto todo con tal de que Tu Voluntad se cumpla en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más Padre, te encomiendo mi alma, te la entrego con todo el amor de que soy capaz, porque te amo y necesito darme a Ti, ponerme en tus manos sin limitación, sin medida con una confianza infinita porque Tu eres mi Padre.
Beato Charles de Foucault
ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA CONSAGRACIÓN
Gracias Padre eterno, por la vida que me has dado. Hoy me consagro en cuerpo y alma a seguir Tu Voluntad; que la ayuda y sabiduría del Espíritu Santo me guíen y que sea Jesucristo el ejemplo y amor a seguir.
Me uno a las manos de mi Madre Celestial para que me guíe por el camino de la verdad y permita que en mi mente no haya malos pensamientos, de mi boca nunca salga una mentira y que mis manos nunca cometan actos impuros.
Libérame de las ataduras del pecado y que en el Nombre de Jesús, toda la humanidad se arrodille y reconozca quien es el salvador de las almas. Que el miedo nunca se apodere de mis sentidos y que mi corazón sea purificado en el Amor de Cristo Jesús.
Amén
(Fin de la Santa Octava)